jueves, 4 de octubre de 2012

GABRIEL GARCIA MARQUEZ

mariposa amarillamariposa amarilla


BIOGRAFÍA

Gabriel García Márquez nació en Aracataca (Magdalena), el 6 de marzo de 1927. Creció como niño único entre sus abuelos maternos y sus tías, pues sus padres, el telegrafista Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez, se fueron a vivir, cuando Gabriel sólo contaba con cinco años, a la población de Sucre, donde don Gabriel Eligio montó una farmacia y donde tuvieron a la mayoría de sus once hijos.
Los abuelos eran dos personajes bien particulares y marcaron el periplo literario del futuro Nobel: el coronel Nicolás Márquez, veterano de la guerra de los Mil Días, le contaba al pequeño Gabriel infinidad de historias de su juventud y de las guerras civiles del siglo XIX, lo llevaba al circo y al cine, y fue su cordón umbilical con la historia y con la realidad. Doña Tranquilina Iguarán, su cegatona abuela, se la pasaba siempre contando fábulas y leyendas familiares, mientras organizaba la vida de los miembros de la casa de acuerdo con los mensajes que recibía en sueños: ella fue la fuente de la visión mágica, supersticiosa y sobrenatural de la realidad. Entre sus tías la que más lo marcó fue Francisca, quien tejió su propio sudario para dar fin a su vida.

Gabriel García Márquez aprendió a escribir a los cinco años, en el colegio Montessori de Aracataca, con la joven y bella profesora Rosa Elena Fergusson, de quien se enamoró: fue la primera mujer que lo perturbó. Cada vez que se le acercaba, le daban ganas de besarla: le inculcó el gusto de ir a la escuela, sólo por verla, además de la puntualidad y de escribir una cuartilla sin borrador. 

En ese colegio permaneció hasta 1936, cuando murió el abuelo y tuvo que irse a vivir con sus padres al sabanero y fluvial puerto de Sucre, de donde salió para estudiar interno en el colegio San José, de Barranquilla, donde a la edad de diez años ya escribía versos humorísticos. En 1940, gracias a una beca, ingresó en el internado del Liceo Nacional de Zipaquirá, una experiencia realmente traumática: el frío del internado de la Ciudad de la Sal lo ponía melancólico, triste. Permaneció siempre con un enorme saco de lana, y nunca sacaba las manos por fuera de sus mangas, pues le tenía pánico al frío.
Sin embargo, a las historias, fábulas y leyendas que le contaron sus abuelos, sumó una experiencia vital que años más tarde sería temática de la novela escrita después de recibir el premio Nobel: el recorrido del río Magdalena en barco de vapor. En Zipaquirá tuvo como profesor de literatura, entre 1944 y 1946, a Carlos Julio Calderón Hermida, a quien en 1955, cuando publicó La hojarasca, le obsequió con la siguiente dedicatoria: "A mi profesor Carlos Julio Calderón Hermida, a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera". Ocho meses antes de la entrega del Nobel, en la columna que publicaba en quince periódicos de todo el mundo, García Márquez declaró que Calderón Hermida era "el profesor ideal de Literatura".

En los años de estudiante en Zipaquirá, Gabriel García Márquez se dedicaba a pintar gatos, burros y rosas, y a hacer caricaturas del rector y demás compañeros de curso. En 1945 escribió unos sonetos y poemas octosílabos inspirados en una novia que tenía: son uno de los pocos intentos del escritor por versificar. En 1946 terminó su estudios secundarios con magníficas calificaciones. 

-OBRAS LITERARIAS DE GABRIEL GARCÍA MARQUEZ.

La obra novelista de Gabriel García Márquez, que obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1982, sobresale por su carácter renovador y su especial fantasía imaginativa. Considerado como el máximo exponente del llamado realismo mágico, que tendría en Cien años de soledad(1967) su obra maestra, el escritor colombiano es autor de una extensa producción de excelente calidad que lo ha convertido en una de las figuras más destacadas de la narrativa mundial. García Márquez es también una figura paradigmática del Boom de la literatura hispanoamericana de los años 60, fenómeno en algunos aspectos más editorial que literario y que catapultó merecidamente a la fama a un nutrido grupo de narradores de excelente calidad, que hasta entonces apenas eran conocidos más allá de su ámbito nacional.




Cien años de soledad
En 1967 apareció Cien años de soledad, la novela más leída y admirada de García Márquez, que ha sido calificada por Vargas Llosa como "el Amadís de América". La obra desarrolla la saga de una familia, los Buendía, que fundan una ciudad llamada Macondo en una región que los pantanos y la selva hacen inaccesible para el resto del mundo. Empieza cuando José Arcadio Buendía y su prima hermana Úrsula Iguarán se casan a pesar del tabú y dan origen, en la ciudad por ellos fundada, a una estirpe condenada a cien años de pasiones, revoluciones y soledades, estirpe que reincide en el incesto y que se extingue al fin con un vástago con cola de cerdo.
En Macondo, las relaciones con el mundo exterior son anacrónicas (ciertas innovaciones europeas son introducidas por unos gitanos errabundos), pero accede a ella una compañía bananera que añade, a las calamidades naturales, la explotación y la opresión. Cabe leer sin duda la novela y su mítica Macondo como una alegoría del subdesarrollo y aislamiento de Hispanoamérica; pero es sobre todo una obra de prodigiosa imaginación y humor, que rompe con un concepto limitado de realismo para recuperar en las fuentes orales del mito y la leyenda sus motivos de inspiración. La novela rebosa de elementos mágicos y sorprendentes como la subida al cielo de Remedios la bella, el hallazgo de un galeón a diez kilómetros del mar, la lluvia de pájaros muertos sobre el pueblo. José Arcadio, por ejemplo, trata de fotografiar a Dios y más adelante muere atado a un árbol delirando en latín.
Todos los hombres de la familia Buendía están resueltamente solos, rodeados por otros hombres de guerra o por mujeres que equilibran con sus corduras (o sus locuras) los excesos del mundo cotidiano. El destino de todos los habitantes de Macondo es el aislamiento. Y llegará el día en que el primero de los Aurelianos (hay un Aureliano por generación: la repetición de los nombres, como la de los sucesos a lo largo de sus veinte capítulos no numerados, contribuyen a la sensación de que la vida es un fenómeno circular), dé instrucciones estrictas para que nadie, incluyendo a su mujer, pueda acercarse a él más de diez pies. "De Cien años de soledad se han escrito toneladas de papeles -ha dicho García Márquez-, pero nadie ha tocado el punto que a mí más me interesaba al escribir el libro, que es la idea de que la soledad es lo contrario de la solidaridad y que yo creo que es la esencia del libro."





No hay comentarios:

Publicar un comentario